Ayer 25 de julio a las 14:10 por falta de mantenimiento y por producir a todo vapor, sin ningún cuidado más que por rápidas ganancias, ocurrió un cortocircuito en un interruptor de la Empresa Petroquímica Río Tercero. Ante la falta de energía, debido a infraestructura vieja y obsoleta, hubo un escape de fosgeno, nuestro
viejo "amigo". Este gas, herramienta para
asesinar, fue tratado de neutralizar con amoníaco pero terminó intoxicando primeramente a cuatro trabajadores químicos, divididos en dos "bien en blanco", "propios" de la empresa y dos "kelperizados" contratistas de la UOCRA.
El viento sur llevó el veneno "neutralizado" a la planta contigua de la División Producción Química de Fabrica Militar Río Tercero (DPQFM), y ese humo "blancuzco amarillento" expelido para el lucro de Petroquímica, se desplegó sobre la inmediata salud de todo el turno de operarios de DPQFM, 25 trabajadores, divididos gremialmente de los anteriores por pertenecer a ATE, aunque todos hagan la misma clase de tareas.
Hoy y ante la furibunda campaña de los publicistas (medios locales, políticos, servidores varios) que tratan de confundir y minimizar los datos se puede determinar con claridad que hay 10 compañeros internados en terapia intensiva, 1 en estado reservado hasta que se hagan nuevos chequeos, y cerca de 40 compañeros en observación en las clínicas de la ciudad, porque el fosgeno actúa con "paciencia", lastimosamente inversa a la de los trabajadores, que en sus hogares se desesperan porque no saben que tienen dentro de sus entrañas.
Como es ya norma de la política de encubrimiento de la rapiña, el accidente solo fue público dos horas después de ocurrido, tal es así que los operarios de DPQFM tuvieron que autoevacuerse en la más absoluta desinformación. ¿No sería aplicable en este caso el delito de abandono de persona?
El abandono de persona abarca a todos los que se postulan también para cargos públicos, porque como venimos denunciando esto no ocurriría sin el amparo del estado y sus funcionarios.